La televisión en señal abierta es tan buena como el gobierno de nuestro querido presidente Humala -nótese el claro amor y sarcasmo casi imperceptible- o como yo en física, en mi época colegial -que dicho sea de paso y aunque usted no lo crea, estuve a punto de jalar-. Así es, pues, que programas llenos de morbo y a costo de chismes, escándalos de la farándula "choliwoodense" y aprovechándose de las necesidades económicas de los más vulnerables de la sociedad, penetran en nuestros hogares y muestran la escasa creatividad y falta de un contenido de calidad. De que hay excepciones -como en toda regla- las hay, mínimas, claro está.
lunes, 27 de agosto de 2012
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