jueves, 23 de agosto de 2012


Además de estudiar comunicaciones en la universidad de Lima y como quiero ser el futuro de la sociedad, pensé que, sin duda, ser bilingüe debía ser mi primer paso. Así que me matriculé por primera vez en el Británico. Di examen. Por un milagro divino me mandaron directo a Intermedio-I. Mis padres, felices de haberse ahorrado los doce meses del Básico, y yo porque no quería que alguien me diga que rojo es red o repetir "my name is Sandra, I'm twenty-one years old and I don't have brothers". Ahora solo espero con ansias llegar a avanzado y quitarle los subtítulos a las películas.

Como suele ocurrir, cada vez que llegan las vacaciones voy directo al aeropuerto y en una hora estoy en Tarapoto. Sin haber nacido allá, los dieciséis años que pasé a temperaturas infernales valieron la pena. Cataratas, lagunas y el cielo azul, no como la panza de burro que tiene Lima. Sin embargo, debo aceptar que me he acostumbrado al clima frío. Allá es un sauna las 24 horas. Ahora solo voy porque mis papis aclaman mi presencia. Dicen que me extrañan. Yo los extraño más. Es un extrañar raro, porque mi padre a veces ni me llama -es broma, papi-. La verdad es que hablamos todos los días y hasta amenaza con venirse en cualquier momento sin avisar, porque quiere sorprenderme in fraganti haciendo dios sabe qué. Paranoias de padre.

Lo que él no sabe, o sabe pero tiene ciertas dudas, es que lo único que hago es leer como si el mundo se acabara mañana. Por tal razón, me dedico a saquear la biblioteca de la universidad. Me gustaría comprar mis propios libros y presumir de mi biblioteca en casa. Pero mi padre me manda lo justo y necesario para mi subsistencia. Gastitos y gustitos extras tendrán que esperar para cuando consiga chamba. Leer es divertido. Me puedo pasar todo el fin de semana leyendo. No es que sea de esas antisociales-nerds-aburridas. Pero prefiero aprovechar esas madrugadas silenciosas para devorarme una novelita. Tengo varios libros pendientes en mente, pero los siete cursos que llevo este ciclo están complicando y modificando mis planes literarios.

Las últimas novelas que leí fueron: Las Travesura de la niña mala de Mario Vargas Llosa, Un mundo para Julius de Bryce Echenique. Unas cuantas de Jaime Bayly, Y de repente, un ángel, Fue ayer y no me acuerdo, Morirás mañana: El escritor sale a matar. Y uno que otro librito más. Quiero con desesperación leer Cien años de soledad de García Márquez. Pero antes debo terminar La ciudad y los Perros que la comencé hace un par de días pero me distraje con Doce cuentos peregrinos.

No practico deportes. Mi esfuerzo físico se resume en subir y bajar los cinco pisos del edificio donde vivo. Me he mudado tantas veces y me rehúso a continuar con un estilo de vida nómada. Miraflores es una zona tranquila. De lo único que podría quejarme es de estar destinada a viajar en combi, durante casi una hora diaria para ir a clases. No sé manejar y por más que tuviese un carro, no lo haría. Soy muy cobarde para enfrentarme a las calles limeñas. Así que, solo si me regalaran un departamento a una cuadra de la universidad renunciaría a mi sedentarismo, por enésima vez. Pero como no sucederá, continuaré siendo una de las tantas miraflorinas que hay.

Si no leo, veo tele, mas nunca escucho radio. Solo esporádicamente cuando visito a una tía, soy una efímera oyente de los avances informativos de RPP o de las musiquitas del ayer de "La hora del Lonchecito" que ella sintoniza, y que me recuerdan a mis tardes en Tarapoto junto a mi padre. Felizmente, hace mucho no veo esas novelas mexicanas-brasileras, pero sí tengo un gusto inexplicable por los noticieros -solo los del horario nocturno-. En las mañanas no, porque duermo hasta las once o doce debido a que el insomnio se ha vuelto mi fiel compañero. Me imagino algún día narrando noticias o entrevistando a algún político corrupto y hacerle preguntas que lo incomoden.

Si no son noticias, cualquier película que llame mi atención mientras me paseo por todos los canales. Por lo general, me detengo en History Channel o Discovery Channel o veo mi eterna serie favorita: F.R.I.E.N.D.S.

Creo que mis gustos no son tan comunes si me comparo con otros de mi edad. Ahora aparece en mí otra rareza y me pregunto ¿quisiera ser como las demás flacas, las que se visten siempre a la moda, que están pendientes de lo nuevo y las últimas tendencias? Es poco probable que mi preocupación se extienda hasta esos límites. Seré, por no sé cuánto tiempo más, de las que tienen un espíritu más alejado y poco inmerso en ese mundo. Mi admiración y respeto por ellas, las que siempre están a la moda, pero a veces pienso que la vida sería más cómoda en pijamas, en pantuflas.


Continuará...




2 comentarios:

  1. Bien Sandra:
    Todo se puede modificar y cambiar para bien. Eres una excelente alumna y termina con los ejercicios que faltan. EL MAESTRO

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  2. Lo leí escuchando un rap llamado Simon Says de Pharoahe Monch y fue lo máximo. Escribes muy bien Sandra, te pongo 20.

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