jueves, 22 de noviembre de 2012




En el primer video, la orquesta “Simón Bolívar”, integrado por jóvenes venezolanos, tocan la canción “Mambo N° 8” del compositor cubano Dámaso Pérez. Los varones con terno y las mujeres, igual de elegantes, en trajes negros. Los espectadores, niños y adultos, disfrutan al punto de bailar y siguen el ritmo al son de aplausos y cánticos. Al finalizar, la ovación del público es inminente y, puestos de pie, dan alaridos pidiendo que toquen otra canción.

En el segundo video, la orquesta Wiener Philharmoniker, con un atuendo más elegante y apariencia más adulta, tocan la canción “Bolero” de Maurice Ravel. El público se deleita con la música clásica en silencio hasta que, finalmente, se manifiestan con una eufórica ola de aplausos.

Es indiscutible la capacidad de Gustavo Dudamel para dar vida a dos géneros tan diferentes. En ambos videos queda de manifiesto que la música es uno de los grandes placeres. La buena música.





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